La acumulación en la atmósfera de GEI, gases de efecto invernadero, principalmente CO₂ (más de 75 %), metano (CH₄) y óxido nitroso (N₂O), están configurando un nuevo escenario ambiental.
El Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) ya lo advirtió diciendo que “si se mantiene el actual ritmo de emisiones de GEI, la temperatura global aumentará 2,7 grados a finales de siglo respecto a la media de la era preindustrial (1850-1900)”, cifras catastróficas que provocarían aún mayores cambios ambientales en el mundo y que incidirían directamente en la sociedad.
Para afrontar este enorme desafío, se creo en 2015 en la Conferencia sobre el Clima de París (COP21) el Acuerdo de París, el primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante sobre el cambio climático.
Este acuerdo busca establecer un marco global para evitar un cambio climático peligroso manteniendo el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C y prosiguiendo los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C. También aspira a reforzar la capacidad de los países para hacer frente a los efectos del cambio climático y a apoyarlos en sus esfuerzos.
Sin embargo, si se quieren alcanzar los objetivos no basta solamente con los esfuerzos gubernamentales, sino que también de privados. Las empresas deben tener presente que ser sustentables hoy es una opción, pero en el mediano o largo plazo puede significar desaparecer del mercado.
El Estudio Global sobre Sostenibilidad en la Cadena de Suministro, elaborado por Miebach Consulting, compañía que presta servicios para toda la cadena de suministro, señala que 97 de cada 100 empresas planean duplicar sus proyectos de sostenibilidad en los próximos años.
Pero detrás de lo que aparenta ser una buena intención de las empresas, también están las presiones externas, principalmente de los stakeholders que empujan constantemente a que existan regulaciones y modelos de negocios en línea con disminuir el impacto social y ambiental de las actividades.
Para Gonzalo Muñoz, Emprendedor Endeavor y fundador de TriCiclos, “Hay que pensar más allá de la caja de lo que hago, se debe también impactar al entorno para hacerlos parte de la transición para que exista una narrativa común que impulse aún más el propósito”, algo que sin duda está siendo cada vez más relevante para el entorno que rodea a las organizaciones.
De acuerdo con un estudio realizado a más de 14.000 consumidores en nueve países por IBM Institute for Business Value (IBV), durante el covid-19 se ha elevado el foco de los consumidores en la sostenibilidad y la disposición de hasta pagar de sus propios bolsillos -o incluso aceptar una reducción de sueldo- por un futuro sostenible.
La encuesta agrega que los consumidores están cada vez más dispuestos a cambiar la forma en que compran, viajan, e incluso donde realizan inversiones personales debido a factores de sostenibilidad ambiental de las empresas.
En esta línea, vemos como el mundo de los negocios y sobre todo las nuevas Startups y Scaleups están más alineadas con la sostenibilidad, un concepto que se ha vuelto casi una regla para los que quieran escalar y tener éxito con sus emprendimientos y financiamiento.
Cada vez más vemos como los grandes fondos de inversión empiezan a cerrar la puerta al financiamiento a proyectos que no cuenten con Responsabilidad Social Ambiental (RSE).
Por ejemplo, para BlackRock, el fondo más grande del mundo, la fecha de caducidad para invertir en las empresas altamente contaminantes es 2050, según anunció su CEO global, Larry Fink en enero de este año.
Otros bancos estadounidenses, como Morgan Stanley y Wells Fargo, Bank Of America, Goldman Sachs y Citigroup, limitaron las inversiones que hacen en las minas de carbón desde 2015, lo que marca una tendencia clara de hacia donde van los negocios.
Para Axel Christensen, Mentor Endeavor y Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock, “Las compañías que marcan mejor en métricas de sustentabilidad, el mercado las recompensa. En BlackRock vemos que es la mejor manera de que la estrategia de inversión sea a largo plazo, cuando es sustentable«.
Race To Zero
En medio de la pandemia se lanzó el programa Race to Zero de la mano de Gonzalo Muñoz Champion de la COP25 y Nigel Topping, Champion de la COP26, que busca alcanzar carbono neutralidad para 2050 mediante una colaboración público-privada a través de todas las instituciones, el mundo empresarial, las administraciones locales, universidades, entre otras, para trabajar colaborativamente y sumarse al compromiso.
El programa que ya cuenta con más de 3.000 empresas, 250 inversionistas, 600 universidades y 700 ciudades, tiene como objetivo impulsar el cambio hacia una economía descarbonizada para la COP26 donde los gobiernos deben fortalecer sus contribuciones al Acuerdo de París. Esto servirá para enviar señales claras a los gobiernos de que las empresas, ciudades, regiones y inversores están unidas para cumplir los objetivos de París y así, crear una economía más inclusiva y resistente.
“El adecuarse y anticiparse a las regulaciones cero emisiones netas al 2050 es un nuevo estándar, el que no lo esté haciendo está absolutamente fuera del juego. Debemos seguir movilizando la economía como un todo”, asegura Gonzalo Muñoz.
Las empresas del sector privado juegan un rol clave para lograr estas metas. Deben lograr potencia modelos de consumo responsable entre sus grupos de interés para construir una cultura de desarrollo sostenible que genere el real impacto que se pretende.
“Tenemos que hacerles ver a las empresas estos principios de sustentabilidad, de que esta es una manera de participar de estos objetivos y también es un buen negocio, de que no son cosas contradictorias. Aquí hay una tremenda oportunidad para las empresas de innovar”, afirma Axel Christensen.
El calentamiento global es algo que nos está afectando a todos, no solamente a las potencias o países emergentes, esto es algo transversal del que hay que hacerse cargo por lo que es importante que existan sinergias público-privadas que colaboren con el propósito para lograr el objetivo del 2050.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!